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El Coleccionista (1965): ¿El Enfermo Enamorado?


"El Coleccionista" es un ejercicio realmente interesante acerca de las relaciones humanas basadas en la posesión, el control y la confianza. Una película sorprendente y arriesgada, que padeció numerosas imitaciones con el tiempo.


Dos buenos actores (Terence Stamp y Samantha Eggar) que no llegarán a ser estrellas dan aliento a este interesantísimo filme, aunque no del todo creíble, gran retrato psicológico de la soledad y la necesidad de cariño.

Basada en la novela de John Fowles, trata la historia de un simple y tímido empleado de banca, coleccionista de mariposas, que obtiene un gran premio a las quinielas. Entonces se propone lograr su anhelado sueño: secuestrar a la mujer de la que está enamorado con el fin de que ella, tras conocerle, tenga para él los mismos sentimientos...


Una vez secuestrada, la chica y él vivirán una relación de lo más peculiar donde él intentará satisfacerla, con todo lo que esté en sus manos.


Mientras, ella deberá "aprender" a valorarle y a apreciarle, no como un amante, sino como un amigo durante un determinado número de días.

La película es de obligada visión para todo aquel que se sienta atraído por la psicología humana ya que nos regala un viaje realmente interesante y complejo de toda su anatomía.

- Por un lado, tenemos a Freddie: Es un hombre inteligente, maniático, ambicioso y detallista, que busca la perfección absoluta, que no es otra que la que vive en su mente. Por eso se fija en Miranda, una como otra cualquiera, con la diferencia, la gran diferencia, de que es preciosa.
    
- Por el otro está Miranda: Es una pseudointelectual, en la que influyen multitud de corrientes. Con bases y pilares ya creados de lo que es y lo que no es. Sin embargo tiene ingenio y es perspicaz, aunque estas habilidades frente a las de nuestro amigo Freddie son secundarias, invenciones. Ella fue comprendiendo que nunca de otra forma se hubieran conocido, algo evidente.



La maravillosa novela de Fowler propone un juego de espejos en los que se reflejan todos los temas que el autor trata de abarcar: la diferencia de clases, el coleccionismo como fetichismo, el amor no correspondido, la burla del diferente en una sociedad regida por estereotipos, y un largo etcétera que sería imposible resumir aquí. 

Es raro que no se haya hecho, al menos lo desconozco, una versión para el teatro. Vista cuarenta y seis años después de su estreno el film no ha perdido interés ni frescura. Hay que volver a verla, o hacerlo por primera vez. No os arrepentiréis.



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